Ensayo

 

RETOS Y PERSPECTIVAS DE LA GESTIÓN EMPRESARIAL EN AMÉRICA LATINA Y MÉXICO

 

José Félix García Rodríguez*, Luis Arturo Méndez Olán**

 

* Doctor en Finanzas. Profesor-Investigador. División Académica de Ciencias Económico Administrativas (DACEA). Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT).

** Maestro en Administración. Profesor-Investigador. DACEA-UJAT.

 

Autor de correspondencia: jfgr55@hotmail.com

 

Fecha de recibido el 21 de noviembre de 2014
Fecha de aceptación el 16 de agosto de 2014

 

RESUMEN

La gestión empresarial, entendida como la actividad emprendida con el propósito de mejorar la productividad y la competitividad, así como asegurar la sustentabilidad de la empresa, enfrenta importantes retos y desafíos. Por un lado, la actividad empresarial debe desarrollarse en el entorno de la economía global, caracterizada por el libre comercio de bienes y servicios, así como la libre circulación de capitales financieros. Por otra parte, la libre circulación de capitales es el principal determinante de una amplia volatilidad e inestabilidad en los mercados financieros globales, lo que ejerce una gran influencia sobre la situación económica de un país y su actividad empresarial. Ello quedó plenamente demostrado con la crisis económica y financiera de 2008, cuyas consecuencias recesivas aún se manifiestan en la mayoría de los países del mundo.

Así, como consecuencia de la recesión económica de 2008, millones de personas en todo el mundo perdieron sus hogares y sus empresas, y muchas de ellas se empobrecieron. No era eso lo esperado en el mundo de los negocios y las finanzas. La teoría económica neoliberal, con su fe en el libre mercado y en la globalización, había prometido prosperidad para todos. Se suponía que la Nueva Economía, con sus sorprendentes innovaciones financieras -como son la desregulación y la ingeniería financiera- traería consigo el fin de los ciclos económicos, crecimiento y bienestar. Si en el mundo desarrollado las consecuencias fueron desastrosas, en América Latina provocaron una verdadera emergencia económica y social.

Palabras clave: MIPYMES. Gestión empresarial. Ética empresarial Tecnologías de Información y Comunicación (TICs)

 

ABSTRACT

The business management, understood as the activity undertaken in order to improve productivity and competitiveness, and ensure sustainability of the company, faces significant challenges and challenges. On the one hand, businesses must develop in the environment of the global economy, characterized by free trade in goods and services and the free movement of financial capital. Moreover, the free movement of capital is the main determinant of a wide volatility and instability in global financial markets, which exerts great influence on the economic situation of a country and its business. This was fully demonstrated by the economic and financial crisis of 2008, whose recessionary consequences still evident in most countries.

So, as a result of the economic recession of 2008, millions of people around the world lost their homes and businesses, and many of them were impoverished. That was not expected in the world of business and finance. The neoliberal economic theory, with its faith in free markets and globalization, had promised prosperity for all. It was assumed that the New Economy, with its surprising, as financial innovation and deregulation are financially engineering would bring to business cycles, growth and welfare. If I developed were disastrous in the world, in Latin America provoked a genuine economic and social emergency.

Key words: MIPYMES. Business management. Business Ethics Information and Communication Technologies (ICTs).

 

En América latina, la globalización de los mercados, la aceleración del cambio tecnológico, la falta de acceso al sistema financiero, la dificultad de la gestión financiera, la falta de desarrollo del capital humano, así como el rezago científico y las dificultades en la incorporación de innovaciones tecnológicas, dificultan el desarrollo de la empresa y la gestión empresarial. Estas debilidades de carácter estructural son más evidentes en las micro, pequeñas y medianas empresas, afectando seriamente su supervivencia y competitividad. Ante estas perspectivas, se impone un cambio en la gestión empresarial, en la cual deberán estar presentes los enfoques de Calidad y Productividad, Responsabilidad Social Empresarial, Ética Empresarial, Innovación Tecnológica, impulso del Microcrédito y la asociación colaborativa con la Universidad y el Estado a través del modelo de la Triple Hélice.

Todos estos aspectos y muchos más relacionados con el entorno microeconómico de la empresa, en los cuales ésta puede de una manera u otra tener control, han sido ampliamente estudiados y documentados. No sucede así con el ámbito macroeconómico en el cual la actividad empresarial se gesta y desarrolla. La macroeconomía, al comprender los grandes agregados económicos, determina y condiciona los resultados de la empresa. De esta manera, la actividad empresarial se manifiesta en un contexto global, multidimensional y complejo, propio de la economía liberal, donde la estabilidad macroeconómica, el control de la inflación, la apertura comercial y financiera, el comercio multinacional y la libre circulación de bienes y servicios son factores determinantes de la sostenibilidad de las empresas. Algunos de estos aspectos se analizan a continuación.

 

NIVEL MICROECONÓMICO
COMPETITIVIDAD EMPRESARIAL

Al constituir la empresa una estructura organizativa que desea perdurar en el tiempo, está obligada al constante cambio y actualización. Para ello necesitan tener capacidad de reorganización y de adaptación a los nuevos retos y desafíos que le impone un mundo moderno y globalizado. Esta capacidad de adaptación de la empresa logra concretizarse gracias a la aplicación de estrategias y tácticas que no sólo la fortalecen, sino que la colocan en un nivel competitivo dentro del estadio local, regional, nacional y mundial.

Existen ciertos constructos en el mundo empresarial y de los negocios que es necesario a tomar en cuenta cuando de buscar los mejores resultados se trata. Uno de ellos es la competitividad empresarial, entendida como la búsqueda de eficacia y efectividad que realizan las empresas, con el propósito de posicionarse en sus nichos de mercado enfrentando y superando a su competencia.

La competitividad empresarial supone la aplicación de diversas estrategias y métodos a fin de obtener los mejores resultados. No se trata solo de subsistir en un mercado competitivo, se trata de destacar y ser los mejores Entre ellas, se cuentan las campañas publicitarias, estrategias de mejora de la calidad del producto y servicio, benchmarking.

LAS MIPYMES

La micro, pequeña y mediana empresa (MIPYME) revisten especial importancia en una economía. Ellas generan una parte sustantiva del empleo y la riqueza de un país. No obstante, siguen necesitadas de fundamentos operativos, tácticos y estratégicos para la toma de decisiones, tanto desde un punto de vista de política interna de la empresa para su gestión, como de política local o nacional (Chablé, 2014).

Las debilidades de carácter estructural que padecen las MIPYME siguen afectando a su supervivencia y mermando su competitividad. Así, la globalización de los mercados, la aceleración del cambio tecnológico y el desarrollo de nuevos sistemas de información y comunicación, unidas al escaso hábito de gestión y del capital humano, la dificultad para la captación de recursos internos, la menor calificación de empresarios y empleados, las dificultades de localización e infraestructura, y la complejidad para incorporar las innovaciones tecnológicas, son, entre otros, aspectos que dificultan el desarrollo de las MIPYME y la gestión empresarial. Por ello, la vinculación de la MIPYME con la universidad y el estado resulta fundamental.

La posición tecnológica que tenga la empresa, puede ser considerada fuerte si se realiza un desarrollo interno de la tecnología que se utiliza; buena si la tecnología es adquirida o su uso le posiciona delante de la competencia; es sostenible si se utilizan tecnologías idénticas a las de la mayoría de las empresas del sector y sólo se realizan nuevas inversiones cuando se observa que la competencia obtiene buenos resultados; es débil si nuestros principales competidores tienen una tecnología más eficiente o moderna que la nuestra.

La tecnología, la calidad (especialmente si se cuenta o no con una certificación de calidad) y la actitud ante la innovación, así como la realización de innovaciones son tres aspectos de la dirección de empresas actuales que se pueden calificar como determinantes, tanto para la orientación de la gestión como para la consecución y sostenimiento de ventajas competitivas (Chablé, 2014, p. 141).

Un factor que logra incrementar el desarrollo eficaz y productivo en la MIPYMES, es sin duda la inversión en la Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC). Su utilización y aplicación aporta una serie de ventajas potenciales en todas las áreas funcionales de la empresa, permitiendo una mayor agilidad en la generación, acceso y distribución de la información, una mayor coordinación en la toma de decisiones, una mejora en la conexión y asistencia a clientes y proveedores. La correcta utilización de las TIC en la organización de la MIPYMES puede resultar una importantes ventaja competitiva (Ibídem, p. 153).

LA EMPRESA Y SU RELACIÓN CON LA UNIVERSIDAD

La experiencia de los países desarrollados y algunos en vías de desarrollo demuestra que la gestión empresarial puede ser más exitosa si es acompañada por la actividad académica y científica generada por la universidad, sea ésta pública o privada. Desde su origen, la universidad ha jugado un papel relevante en la mejora de las condiciones sociales y económicas de los pueblos. Es parte fundamental de los grandes procesos de transformación social, ofreciendo soluciones a problemas decisivos. La cercanía de la universidad con la actividad empresarial no es por sí misma criticable, al contrario, puede generar sinergias que propicien el desarrollo económico y el bienestar social. No obstante, puede ser criticable si se subordina totalmente a los intereses empresariales y se aleja de su función social.

TRIPLE HÉLICE

Referirse a la relación existente entre empresa, universidad y estado conduce al concepto contemporáneo de la triple hélice. El modelo de la triple hélice, en desarrollo en América Latina, Asia y Europa, considera las relaciones de cooperación institucional existentes entre la Universidad-Empresa-Gobierno. Para estos actores, es fundamental el establecimiento de vinculación de colaboración para la creación de nuevos conocimientos, el desarrollo de actividades de innovación y el cambio tecnológico.

Este modelo fue propuesto por Etzkowitz y Leydesdorff. En éste, la universidad asume una importante actividad generadora de conocimiento, el cual es compartido con la empresa y el gobierno mediante el proceso de innovación científica. Ello hace posible no solo la creación de empresas de alta tecnología, sino también la capacidad de generar crecimiento y sostenibilidad de las empresas, así como la creación de nuevos nichos de mercado. En el análisis de la relación entre Universidad-empresa-Gobierno, a través de la triple hélice, es válido hablar de una transición a una sociedad del conocimiento (Chang, 2010).

ÉTICA EMPRESARIAL

La empresa, como toda institución humana, tiene una clara responsabilidad social, y en su actuación está obligada a seguir ciertos códigos de conducta guiados por la ética. Cabe destacar que la ética es justamente aquella parte de la filosofía que justamente se ocupa de la moralidad de los actos de los seres humanos y que por tanto de acuerdo a un patrón moral establecido y convenido nos permite determinar los actos como buenos o como malos. De esta manera, la ética nos proporciona una serie de normas morales que tienen la función de regular las relaciones o las conductas de los hombres en un contexto o ámbito determinado.

En este contexto, la ética empresarial se encarga específicamente de las cuestiones de índole moral que surgen en el mundo de los negocios y la empresa. Entre los asuntos que le atañen se encuentran entre otros los principios morales relativos a la actividad empresarial, las normas que deben conducir la actuación de la empresa frente a sus clientes internos y externos y su entorno social y ambiental, los valores que deben observarse al momento de establecer los niveles de precios y márgenes de ganancias, etc.

En síntesis, si el propósito central de la empresa es constituir una organización sólida y perdurable en el tiempo, así como lograr su sustentabilidad e inspirar confianza entre la sociedad, es imprescindible que observe una conducta ética y responsable, lo que conduce directamente al concepto de Responsabilidad Social Empresarial.

RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL

¿Por qué existen las empresas? ¿Por qué tantos hombres y mujeres dedican buena parte de sus vidas al quehacer empresarial? La respuesta parecería obvia: sobrevivir y acumular riqueza, pues en nuestros tiempos el dinero parece dar sentido a muchos ámbitos de la vida humana. Así, aparentemente el afán de lucro es lo que prima por sobre otras consideraciones. No obstante, es claro que también existen motivaciones propias de la naturaleza humana, más profundas y quizá menos evidentes. Por ello, es que el lucro ciego no sirve, debido a que la actividad empresarial es radicalmente humana.

La experiencia demuestra que las empresas que sobreviven y logran los mejores resultados, son aquellas que han incorporado en su quehacer cotidiano un conjunto de valores morales, valores que componen un nuevo modo de entender la empresa, una nueva cultura empresarial. La razón de esta necesidad ética no es difícil de entender: las empresas cobran sentido y legitimidad social al prestar sus servicios del modo que reclama la sociedad de nuestro tiempo, y si no se atienen a él, si no cumplen lo éticamente exigido, pierden toda credibilidad y legitimidad (Sotomayor, 2008).

NIVEL MACROECONÓMICO
LIBRE CIRCULACIÓN DE CAPITALES

Vivimos en una economía global caracterizada por el libre comercio de bienes y servicios, pero mucho más, por la libre circulación de capitales financieros, lo que la convierte en una economía sumamente inestable. Variables macroeconómicas como tasas de interés, tipos de cambio, inflación y cotizaciones accionarias de todos los países están estrechamente interconectadas. Dicho capital se traslada de inmediato allí donde puede obtener mayor ganancia. Lamentablemente, los mercados financieros son intrínsecamente inestables (Soros, 1999).

El desarrollo de una economía global no ha coincidido con el desarrollo de una sociedad global, puesto que la unidad básica de la vida política y social sigue siendo el estado-nación. Por ello, los mercados financieros globales quedan fuera del control de las autoridades nacionales. Ello provoca que los mercados financieros globales ejerzan una tremenda influencia sobre la situación económica de los países y por ende en los resultados de sus empresas, dando lugar a lo que Soros denomina fundamentalismo de mercado.

RECESIÓN ECONÓMICA

El entorno macroeconómico en que se lleva la actividad empresarial a nivel mundial es de recesión y estancamiento económico. Al respecto, Krugman (2009) considera que vivimos en la economía de la gran depresión. Con ello se está refiriendo a una falla en la demanda de la economía, es decir, un gasto privado insuficiente que no utiliza la capacidad productiva disponible. Curiosamente, para gran parte de los economistas distinguidos, el estudio de los ciclos económicos ya no reviste importancia, por lo que los economistas deberían dirigir su atención a la economía de la oferta, esto es, a la producción, al progreso tecnológico y al crecimiento de largo plazo.

Sin embargo, a partir de la gran recesión iniciada en 2008 como una crisis financiera global, misma que rápidamente se convirtió en una crisis económica mundial, el tema de cómo mantener una demanda agregada suficiente que haga uso de la capacidad instalada de la economía se ha vuelto vital. Este es el contexto actual de la empresa y su gestión. La economía de la depresión ha regresado, y millones de personas en todo el mundo perdieron sus hogares y sus empresas, y muchos de ellos se empobrecieron. No era eso lo esperado. La teoría económica moderna, con su fe en el libre mercado y en la globalización, había prometido prosperidad para todos. Se suponía que la Nueva Economía, con sus sorprendentes innovaciones financieras -como son la desregulación y la ingeniería financiera- traería consigo el final de los ciclos económicos (Stiglitz, 2010).

La gran recesión, o lo que es lo mismo, la peor crisis económica desde la Gran Depresión de hace más de setenta y cinco años acabó con esos sueños. Hoy está más que claro las insuficiencias del fundamentalismo del mercado centradas en la creencia de que los mercados libres y sin trabas son eficientes, si cometen errores los corrigen rápidamente; el mejor gobierno es un gobierno pequeño, la regulación lo único que hace es obstaculizar la innovación, y que los bancos centrales deberían ser independientes y enfocarse exclusivamente en controlar la inflación (Ibídem, 2010).

Si bien es cierto, que los mercados son la base de cualquier economía próspera, por sí solos no funcionan bien. Es necesario, en la corriente keynesiana, que el gobierno desempeñe un papel determinante, no solo rescatando y regulando la economía cuando los mercados fallan. Las economías necesitan un equilibrio entre el papel de los mercados y el papel del gobierno, así como las instituciones privadas y no gubernamentales (Ibídem, 2010).

EL CONTEXTO LATINOAMERICANO

En palabras de Galeano (2008), en nuestras oprimidas comarcas, llamadas países en vías de desarrollo por los organismos multinacionales, el sistema ha multiplicado el hambre y el miedo, la riqueza continúa concentrándose y la pobreza difundiéndose. El engranaje internacional continúa funcionando: los países al servicio de las mercancías, los hombres al servicio de las cosas.

De esta manera, la división internacional del trabajo consiste en que unos países se especializan en ganar y otros en perder. Nuestra comarca del mundo, que hoy llamamos América Latina, fue precoz: se especializó en perder. Por ello, Galeano (2008) dice que América Latina es la región de las venas abiertas, y se pregunta al respecto: ¿Es América Latina una región del mundo condenada a la humillación y la pobreza? ¿Condenada por quién? ¿Culpa de dios, culpa de la naturaleza? ¿El clima agobiante, las razas inferiores? ¿La religión, las costumbres? ¿No será la desgracia un producto de la historia, hecha por los hombres y que por los hombres puede, por lo tanto, ser deshecha?

Hoy en día, América Latina se presenta en el mundo como un verdadero enigma. En los años sesenta, los pronósticos vaticinaban que estos países tendrían un futuro de progreso sostenido debido a su excelente dotación de recursos naturales y recursos humanos, buena ubicación geográfica, etc., comparándosele por esta razón con el sudeste asiático. Sin embargo, el pronóstico no se cumplió de ninguna manera. A esto se le llama el enigma de América Latina. ¿Qué pasó? No existe una explicación muy clara a esta situación, cuando se observa esta contradicción entre las potencialidades, las posibilidades y esta pobreza abrumadora que recorre el campo y la ciudad de casi todos los países de la región.

En un contexto de rezago económico, pobreza y desigualdad, en América Latina la corrupción es una rémora del desarrollo y causa central de la pobreza y de la extrema pobreza en la sociedad de nuestro tiempo. Al respecto, según Kliksberg (2007) existe una sed de ética en grandes zonas del mundo, especialmente en América Latina, por lo que recomienda la puesta en marcha de políticas públicas capaces de combatir la corrupción, la desigualdad, la inequidad y la injusticia social.

El papel de la desigualdad es central en América Latina, no hay futuro con grandes desigualdades, por lo que el papel del Estado resulta fundamental; sin embargo, existe una desvalorización generalizada de las políticas públicas. Esa idea propalada por la economía neoliberal de que se puede sin el Estado, que el Estado es un desecho histórico, que el mejor gobierno es el no gobierno, ha permeado profundamente en nuestros países. Ello ha llevado a creer que sin instrumentos de política pública se pueden combatir los problemas centrales de pobreza y desigualdad. De esta manera, en América Latina se ha reducido indiscriminadamente la institucionalidad pública, se ha desprestigiado la función pública y se han desarticulado buena cantidad de políticas públicas de corte social y económico.

Ello ha llevado a que en la actualidad, América Latina presente un cuadro extendido de lo que se conoce como «pobreza paradojal», debido a que las alarmantes cifras de pobreza no se corresponden con la privilegiada dotación de recurso naturales de la región, y ni siquiera con los niveles de Producto Interno Bruto y Percápita. Se trata así de la paradoja de amplios niveles de pobreza en medio de la riqueza potencial.

La desigualdad aparece como una razón central de la pobreza, existiendo según Kliskberg (2007), un «vacío de ética», una especie de agujero negro en la materia. La realidad es que la globalización ha tenido lugar en un vacío ético, donde el éxito y los fracasos del mercado tendían a convertirse en el máximo standard de conducta. Y la población lo sabe y lo entiende. Por ello, exige cuestiones concretas como la erradicación total de la corrupción en todas sus manifestaciones; que las políticas económicas sean consistentes con los valores éticos y que estén al servicio de los más vulnerables; que la asignación de recursos presupuestarios sean guiadas por valores éticos, y que cada uno de los actores clave de la economía asuma sus responsabilidades éticas. De esta manera, han surgido últimamente temas fundamentales como la responsabilidad ética de los políticos y los funcionarios públicos, la responsabilidad social de la empresa privada, la necesidad de apoyar a las organizaciones voluntarias, la ética en la justicia.

CONCLUSIÓN

En América Latina es necesario un modelo de desarrollo que integre las dimensiones éticas, ya que hoy día no basta limitarse a las leyes del mercado y la economía neoliberal. Hay que fomentar la solidaridad, ya que un modelo de desarrollo que no tome en cuenta las desigualdades sociales persistentes no podrá prosperar de ningún modo. En este contexto, en América Latina hay sed de ética, hay necesidad de superar la escisión entre la ética y la economía presente en la actualidad. En este sentido, Kliksberg sostiene que a pesar de las inequidades sociales y económicas características de la región latinoamericana, resultado de los ensayos económicos neoliberales aplicados en las décadas de los ochentas y los noventas, es posible crear una nueva realidad dándole un perfil humano y ético al desarrollo. Asimismo, sostiene que el crecimiento económico no tiene sentido si no se traduce en inclusión y dignificación de las grandes mayorías (2007).

En este orden de ideas, es posible pensar en un modelo de desarrollo integrado, un modelo que trate de integrar crecimiento económico con progreso social. Es imprescindible que haya crecimiento económico, estabilidad, competitividad, eficiencia económica junto con desarrollo social. La experiencia de los países exitosos indica que el desarrollo social es un poderoso motor del crecimiento económico, pero para ello se necesitan políticas públicas activas.

En el modelo de desarrollo integrado, las políticas públicas se apoyan en una sociedad civil activa, un capital social movilizado. La empresa privada y pública forma parte del mismo, y tiene una responsabilidad social. Hoy día, Este es un tema relevante. El tema no es simplemente de filantropía empresarial, se trata en realidad del concepto de «Ciudadanía Corporativa». La empresa privada es un actor central en la sociedad. Tiene la capacidad de producir bienes, servicios y empleos que impulsan a la economía en su conjunto. Hay que facilitarle su acción, pero también, tiene obligaciones y responsabilidades sociales que cumplir (Kliksberg, 2007).

Existe esperanza en América Latina, una economía con rostro humano es posible, es cosa de volver a unir la economía con la ética. La relación entre ambas existió en los orígenes de la ciencia económica. Sin embargo, el razonamiento económico dogmático y ortodoxo la desarticuló totalmente, apareciendo como dos dominios totalmente diferentes. En realidad, la única economía que tiene sentido es la regida por valores éticos, porque la economía es un instrumento, un medio, no un fin.

La necesidad de crecer en las empresas con las nuevas TICs, es innovando y creando nuevos conceptos debido al mercado externo que hoy demanda cada vez mayores exigencias en sus productos y servicios que se ofrecen en el mundo actual globalizado. Las diferencias en la manera de producir se traducen en la adecuación de operar de cada establecimiento debido a las condiciones propias de cada lugar, una mejor inversión para el desarrollo de las empresas y la participación de un factor humano integrado.

 

REFERENCIAS

Chablé, J. J. (2014). Análisis de la evolución de la competitividad del sector empresarial de Tabasco. Universidad Juárez Autónoma de Tabasco.

Chang, H. (2010). El modelo de la triple hélice como un medio para la vinculación entre la Universidad y la Empresa. Revista Nacional de Administración, 1 (19); 85-94, enero-junio, 2010. Costa Rica.

Kliksberg, B. (2007). Más ética, más desarrollo. República Dominicana, Universidad Autónoma de Santo Domingo.

Sotomayor, J., Sotelo, R. y Sotomayor C. (2008). Manual de responsabilidad social empresarial para la pequeña y mediana empresa mexicana. México, IPADE.

Soros, J. (1999). La crisis del capitalismo global. La sociedad abierta en peligro. México: Plaza James.

Krugman, P. (2009). De vuelta a la economía de la gran depresión y la crisis del 2008. Colombia: Norma.

Stiglitz, J. (2010). Caída libre. El libre mercado y el hundimiento de la economía mundial. México: Taurus.

Galeano, E. (2008). Las venas abiertas de América Latina. México: Siglo XXI Editores.